viernes, 21 de mayo de 2010


Los orígenes de Cuerpos Pintados se remontan al menos una década antes de su primera presentación pública en 1991. Al recorrer los inicios de este proyecto, puedo establecer algunos hitos relevantes que me motivaron a llevarlo adelante, empezando por el descubrimiento de obras claves de dos personas durante la segunda mitad de los '70.
La primera fue el dramático ensayo de la fotógrafa alemana Leni Riefenstahl sobre la vida de los Nuba, en los confines del Sudán. En azarosos viajes a territorios aún aislados de la intervención occidental, Riefenstahl pudo registrar una cultura que tenía el cuerpo como protagonista, pintándolo y adornándolo con una creatividad y originalidad únicas. Más aún, la tradición de aplicar colores y diseños sobre sus cuerpos no se circunscribía a los rituales, como es habitual en la mayoría de las tribus; Riefenstahl descubrió que los Nuba se pintaban diariamente según su estado de ánimo. El conocimiento de este hecho fue una revelación de gran trascendencia para mí.
El segundo trabajo que me impactó en esa misma época fue el desarrollado por la artista Vera Lehndorff, también alemana, junto al fotógrafo Holger Trülzsch. Lehndorff, por entonces famosa en el mundo de la moda como la modelo Veruschka, se fotografió contra una gran variedad de escenarios como muros y puertas, o paisajes abiertos, y también se disfrazó con diversos trajes que pintaba directamente sobre su piel, en un juego creativo que hacía reflexionar sobre la realidad, la ficción, y nuestra percepción de ambas.
La motivación de los Nuba para pintarse el cuerpo y los trabajos de Lehndorff y Trülzsch confluyeron finalmente en mi concepción del proyecto Cuerpos Pintados, mostrándome el potencial expresivo que podían ofrecer estos lenguajes al arte contemporáneo.

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